jueves, 25 de julio de 2013

Algo se muere en el alma cuando mijefa se va


Puede parecer que voy a escribir algo de broma, que el título de esta entrada es irónico, pero no, va en serio y el título es literal. Por eso no digo una jefa, ni siquiera mi jefa, sino mijefa, porque esto solo puede aplicarse a ella y no a otros jefes que haya tenido o que vaya a tener. Mijefa ha dimitido, se va. 7 años de trabajo y lucha han podido con ella y casi con su salud. Intolerable, por ahí no, así que aplaudo su decisión, aunque algo se me muera en el alma…

Mijefa ha sido para mí mucho más que eso. Fue la primera persona a la que conocí cuando me fui a EEUU la primera vez, en 2004. Allí fue mi guía, mi asesora, mi confidente. Cuando se convirtió en mijefa habían pasado varios años porque, a pesar de sus intentos por meterme en su equipo, no pude hacerlo, una vez porque volvía a estar en EEUU y la otra porque tenía un trabajo que, aunque me gustaba menos, era a tiempo completo y con dedicación exclusiva firmada. Aún así encontramos la manera y en 2009 comencé a trabajar con ella: ella me quería ahí y yo quería estar ahí. Desde entonces ha sido mijefa, cuatro años aprendiendo que cuando te dedicas a la enseñanza cada día hay algo que puedes mejorar, aprendiendo que con una sonrisa pero con seriedad en el trabajo se consiguen muchas más cosas, aprendiendo en definitiva a trabajar como ella, a ganarme a los estudiantes como solo he visto hacerlo a ella, a dedicarle a mi trabajo más tiempo del que dice mi contrato sin que me pese, como a ella. Mijefa ha sido también mi mentora, la persona que confió en mí desde el primer momento y que me ha dado alas para crecer en mi trabajo. Ha sido quien me ha abierto las puertas de este mundo del que ahora no puedo ni quiero salir.

Desde aquí le doy las gracias a mijefa por todo eso, por estar allí hace 9 años en el aparcamiento de SBC a las once de la noche esperando a una desconocida solo para darle la bienvenida. Llevaba puesta una camiseta de España, y no porque sea una patriota empedernida, sino porque así aquella desconocida la identificaría rápido y se sentiría como en casa a miles de kilómetros.

Gracias por confiar en mí, por tus consejos, por saber hacer lo más difícil: ser jefa y amiga. Por eso el título de la entrada va en serio, porque poca gente puede decir que jefa y amiga son intercambiables en una frase como esa. Gracias jefa, gracias amiga. Te voy a echar de menos.