jueves, 6 de agosto de 2015

Esta etapa

 

Hace ya cuatro meses que nació mi acaparadordetiempo2 y los ratitospamí han disminuido drásticamente no sólo por haberme convertido en bimadre sino porque este pequeño2 es un bebé calcado a su hermano en todo, incluidas las dificultades para dormir. Pero esta vez lo llevo mucho mejor. Repetir maternidad es como repetir curso, te conviertes en la lista de la clase, la que se sabe los trucos, la que ya conoce a los profesores y casi, casi, la que se sabe las preguntas de los exámenes. Hay pocas sorpresas, algún cambio, pequeños matices, pero vas por un camino conocido y aunque la mochila pesa más, te sientes segura, tranquila, fuerte. 

Por eso a este pequeño acaparadordetiempo lo estoy disfrutando más que al primero y así, estoy disfrutando más la maternidad en general, así que, como dice la canción, no me importa naaaaada!!!

Pequeño acaparadordetiempo1, no me importa:
-que tus coches siempre estén por medio...algún día ya no habrá juguetes en casa y los echaré de menos, y esta etapa habrá pasado
-que siempre quieras jugar conmigo...pronto querrás estar sólo y esta etapa habrá pasado
-que seas tan bruto con tu hermano...sé que pronto te adorará y seréis grandes amigos 
-que hayamos visto 15 veces Cars 1 y 2, Aviones 1 y 2, y mil episodios del Equipo Umizoomi, La Patrulla Canina, Peppa Pig, Tom y Jerry, la odiosa Dora, etc, etc...algún día incluso tú habrás olvidado los nombres de todos los personajes, y esta etapa habrá pasado

Pequeño acaparadordetiempo2, no me importa:
-andar en forma de L para darte sombra y que no te dé el sol en la cara cuando vas en el carrito...pronto andarás y esta etapa habrá pasado 
-no moverme en toda la noche para no despertarte o que duermas la siesta encima de mí...pronto serás capaz de dormir del tirón y echaré de menos tu olor en la cama, y esta etapa habrá pasado
-tener siempre la ropa con olor a leche...pronto dejarás de tomar el pecho y esta etapa habrá pasado
-que siempre quieras estar en brazos...ya llegará el día en el que sea difícil retenerte en brazos durante más de 5 segundos (como a uno que yo me sé) y esta etapa habrá pasado

Pequeños los dos, no me importa:
-hacer mil cosas a la vez...gracias a vosotros me estoy haciendo ambidiestra (de manos y casi, casi, también de pies)
-no tener casi ningún ratitopamí...pronto creceréis y tendré demasiado tiempo para mí, y esta etapa habrá pasado
-haber dejado de ser quien era porque ahora soy una persona mucho más plena, más rica, más feliz, y sin vosotros ya no me entendería, no sería yo, no existiría. 

Estoy preparada, esta etapa es única y estoy dispuesta a disfrutarla con todas sus dificultades. Vosotros sois dos personitas maravillosas y tengo a mi lado a la mejor persona para vivir esta aventura, así que ¡vamos allá! Objetivo: que seáis dos hombres buenos y felices.

N.B. Esta entrada la he escrito con el móvil mientras el acaparadordetiempo2 dormía la siesta en mi regazo. La guardé y a la una y pico de la noche me dispuse a publicarla, con los problemas que da el móvil para estas cosas. Hasta que una pesadilla hizo gritar al acaparadordetiempo1, despertó al acaparadordetiempo2, lo volví a dormir pero de pronto...oh! Estornudé y el acaparadordetiempo2 se despertó de nuevo con un susto horroroso en el cuerpo. Lo metí en mi cama, se agarró a mi camiseta y a mi mano y se calmó. Hoy por fin consigo publicarla, otra vez en la siesta mientras hago de colchón y vemos Aviones 2...otra vez.

jueves, 5 de marzo de 2015

Cuando una puerta se cierra

Hoy me ha resultado difícil ir a trabajar. Bueno, más que difícil ha sido triste. La universidad a la que pertenecemos cerrará en agosto, así, sin más. Todos sabíamos que tenía problemas económicos pero no esperábamos una resolución de este calibre y tan repentina. Nos enteramos ayer por la tarde, a eso de las siete, y durante unas horas nos vimos en el paro sin esperarlo. Finalmente parece que nosotros, el programa de study abroad, nos vamos a salvar porque nos “adopta” otra universidad también de Virginia, pero no puedo dejar de pensar en todos los que no se salvan…

Sweet Briar fue mi primera experiencia americana, mi primera vez lejos de casa durante un tiempo largo, mi primera oportunidad laboral. Allí me di cuenta de que era más feliz enseñando español que enseñando inglés, y conocí a la persona que se convirtió en mi modelo a seguir como profesora. Aprendí lo difícil y a la vez enriquecedor que es convivir con personas desconocidas, de diferentes nacionalidades y en otro idioma. Observé por primera vez mi propio país desde la distancia, con otra perspectiva, y empecé a valorar cosas que hasta entonces me habían pasado desapercibidas. Empecé también a descubrir un país nuevo que hasta entonces no me caía demasiado bien aunque no lo conocía, y fueron cayendo los tópicos y las generalizaciones y apareciendo personas con nombre y apellidos que me abrieron sus casas, sus vidas. Aquel año empecé a ser adulta.

Y es en esas personas que conocí allí en las que pienso hoy. Muchas de ellas se quedan sin trabajo con una edad muy complicada después de dedicarle muchos años de su vida a Sweet Briar. Me imagino que los profesores no lo tendrán tan complicado para encontrar otra cosa, no lo sé, pero ¿y toda la gente de mantenimiento, del comedor, de administración…? Y luego están las estudiantes que no terminarán sus carreras en la universidad que eligieron y de la que se sienten parte. Quien nunca ha estado en una universidad americana le parecerá que eso no es para tanto, pero sí lo es. Allí casi nadie estudia en la universidad de su ciudad, por lo que decidirse por una en concreto, en muchos casos a miles de kilómetros de casa, es una apuesta por un tipo de educación, por un nombre, por un futuro.

Sweet Briar cierra sus puertas, pero a mí me las abrió hace 11 años. Me abrió la puerta a un país y a una gente maravillosa y también a una profesión. Ahora se acaba una etapa, se acaba Sweet Briar, pero no lo que allí aprendí. Enseñar español, nuestra cultura y nuestra literatura española, es lo que más me gusta y seguiré haciéndolo, volveré a entrar aunque tenga que ser por la ventana, por una de esas que dicen que se abre cuando se cierra una puerta. Gracias por todo Sweet Briar. Y mucha suerte a todos, siempre en mi corazón.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Mimprescindible



"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles". Bertolt Brecht

Pues de eso quiero escribir hoy, de ese hombre que me acompaña desde hace 13 años (son algunos más, en realidad todo empezó hace 17, pero es una larga historia, así que lo dejamos en los 13 oficiales). Hace mucho que quería escribir sobre él, pero no encontraba las palabras. Necesitaba darle un apodo para mi blog y hoy por fin lo he encontrado al leer esa frase de Bertolt Brecht: él es uno de esos hombres que luchan toda la vida, uno de los imprescindibles.

Siendo solo un adolescente aprendió que algunas cosas estaban por encima de salir los fines de semana a divertirse. La lucha estaba en casa y con la edad de tener la cabeza llena de tonterías él la tenía llena de asuntos importantes y siempre estuvo a la altura. Poco después, sin haber cumplido aún ni los veinte, decidió que había encontrado a la mujer de su vida y estuvo al pie del cañón hasta que esta tonta se dio cuenta de lo que tenía al lado. Los años de formación también fueron de lucha, poco importó que para conseguir tener la profesión que quería tuviera que trabajar de sol a sol y lejos de casa por un mísero salario durante dos años, que luego tuviera que irse al extranjero otros dos a estudiar en un idioma que no dominaba y que, a la vuelta, y con planes de boda, tuviera que irse a trabajar a otra ciudad.

Pero la vida le recompensó y le trajo de nuevo a casa, con el trabajo perfecto y con un bebé en mi barriga. Y aquí continúa la lucha, llevando sobre sus hombros la pesada carga de ser él básicamente el que paga las facturas, trabajando más de 12 horas diarias y entrando siempre por la puerta de casa con una sonrisa y con fuerzas para jugar con nuestro acaparadordetiempo, bañarlo, darle la cena y salir después a correr un rato para mantener una de sus aficiones... Y cuando por fin nos hundimos los dos en el sofá en el silencio de la noche, todavía es capaz de preguntarme ¿quieres algo? y me trae un poquito de chocolate...

Por todo eso, el apodo que tiene entre sus amigos no me sirve, él es grande. Él es capaz de hacer todas esas cosas que yo no sé. Sabe no perder los nervios con nuestro acaparadordetiempo, puede aguantar el ritmo día tras día durmiendo una media de 5 horas y cuando llega el fin de semana decir que sí a cualquier plan que merezca la pena aunque implique conducir 100 kilómetros y volver en el día (y aunque ese sábado le haya tocado trabajar de 5 a 10 de la mañana). Sabe relativizar y quitar importancia a lo que no la tiene, sabe ignorar los pequeños defectos de los demás y querer a cada uno por lo esencial de su ser, sabe cortar jamón finito, abrir los botes sin esfuerzo, cambiar las ruedas del coche, hacer un salmorejo exquisito...

Quizás tardé en darme cuenta de quién era ese hombre que tenía a mi lado, pero hace ya muchos años que lo tengo claro, y hoy he encontrado la palabra: él es mimprescindible.