Sé que hay mucha gente que no comprende el apego que tengo por mi colegio, y a veces ni yo misma me he explicado cómo es que he soñado en varias ocasiones que volvía a estar en la época del cole (15 años después de haber salido), pero hoy lo he visto claro.
Hoy hemos tenido la primera reunión
de la clase de mi acaparadordetiempo,
que dentro de unos días se inicia en elcoledelosmayores,
y allí estaban para darnos la bienvenida un director general al que conocemos
personalmente y que ha bautizado a una de mis sobrinas, un director académico
que fue mi profesor y tutor en mi último curso y al que todavía me cuesta
hablarle de tú, y un coordinador de pastoral al que soy incapaz de llamar Padre Nacho porque es mi amigo desde
hace muuuchos años. Y en ese ambiente de familiaridad me entero de que la seño de mi hijo los próximos 3 años será
la que fue mi primera entrenadora de baloncesto, la que con 9 años me enseñó a
botar la pelota y a tirar a canasta, la que me metió el gusanillo del
baloncesto en el cuerpo.
Subo por las escaleras hacia la que
será la clase de mi acaparadordetiempo,
y miro a un lado y a otro… y veo personas, muchas personas, a las que no habría
conocido si no hubiera estudiado en este colegio y que son grandes pilares en
mi vida. Mi colegio me dio a la mayoría de amigos que tengo (si no directamente,
a través de ellos), me dio profesores referentes a los que trato de imitar cada
día, me dio entrenadores que me enseñaron los valores del deporte en equipo, y
me dio el amor. Que en otro colegio hubiera conocido a otras personas
maravillosas ya lo sé, pero entonces no sería yo, sería otra, y mi pequeño acaparadordetiempo no existiría. No hay
más razones entonces, este colegio me ha dado mi vida, me ha hecho ser quien
soy. Y mira que en lo religioso les salí rana, pero no importa, yo quiero que a
mi hijo le hablen de Jesús y del Padre Damián, porque como modelos de vida son
excelentes, quiero que le enseñen a rezar y a buscar lo trascendental, y que
luego ya él lo encuentre donde quiera.
Hoy en la reunión nos han pedido que
escribamos lo que pedimos al colegio y también lo que ofrecemos. Yo le pido que
se convierta para mi hijo en el mismo referente que es para mí, que le haga sentirlo como una
prolongación de su casa y que le haga disfrutar y aprender tanto como lo hice yo. Y
ofrezco compromiso con su vida escolar y con la de todo el colegio, y confianza
total en los profesores, porque todos enseñan, los buenos y los malos.
Yo hoy vuelvo al cole, a mi cole, a
nuestro cole.
Y yo no diré nada.
Mostraré las manos vacías
y el corazón lleno de
nombres".
(Pedro Casaldáliga)