Parece mentira que ya estemos
aquí, mi acaparadordetiempo2 cumple
un año. Un año en el que han pasado muchas cosas, pero hoy solo pienso en lo
agradecida que le estoy a este pequeño. Gracias a él he aprendido a disfrutar
plenamente de la maternidad, incluyendo los agobios y las malas noches. Con él
conseguí dar el pecho con felicidad, como veía con envidia a otras madres
cuatro años atrás, y me siento orgullosa de haber estado 8 meses así y de
haberlo dejado solo cuando él quiso. Con él me he dado cuenta de los errores
que cometí con mi acaparadordetiempo1
y que no estaba dispuesta a repetir. Eso me ha llevado también a un sentimiento
de culpa por las novatadas que pagó el pobre hijo primero, pero también a
reconciliarme conmigo misma y a darme cuenta de que tengo toda la vida por
delante para ser mejor madre con él, con ellos. A andar se aprende andando y a
ser madre se aprende siéndolo, no hay más.
También el más pequeño ha enseñado a su hermano mayor a ser más cariñoso, más paciente, a compartir a papá y mamá sin que ninguno pierda su sitio. Y a su padre le ha enseñado a organizar mejor su tiempo y a volver más temprano del trabajo. Todavía me sorprende cómo una personita tan pequeña ha podido hacer tanto. Pero él tiene un secreto, y es que sonríe siempre, y con esa sonrisa nos ha conquistado a todos. Sé que pasará por las rabietas de los dos años, que habrá peleas entre los hermanos, que falta mucho tiempo para que yo pueda volver a leer un libro con calma y sin quedarme dormida en la primera página, pero hoy solo puedo pensar en lo felices que nos hace este niño, que nos ha hecho desde que llegó. Ha venido a completar esta familia, a hacerla mejor. Y lo más maravilloso de todo es que esto no ha hecho más que empezar.
¡Felicidades pequeño! Y gracias, gracias, gracias.