jueves, 13 de junio de 2013

¿Por qué escribo?


Desde muy pequeñita mi gran afición ha sido escribir. Me gustaba escribir cuentos, poesía, lo que había hecho ese día, cualquier cosa. Tengo guardado el original de mi primera poesía que escribí con 7 años (a la Giralda, muy sevillana yo), otra con 9 que hablaba de un romance entre el sol y la luna (ays, qué romántica era), cuentos en los que la naturaleza perdía el color porque los niños no la cuidaban (aquí la vena ecologista) o en el que una jirafa conseguía correr más rápido que un avestruz (este creo que es de psicólogo por mi complejo de larguirucha en la adolescencia). También guardo textos absurdos que escribía a máquina cuando acompañaba a mi madre a su trabajo por las tardes. Allí, escribiendo cosas como “hoy estoy en la Escuela con mamá porque tenía que trabajar y he venido con ella”, aprendí mecanografía con una Olivetti hincando constantemente los dedos entre tecla y tecla y separando cada dos por tres el montón de letras que se me apegotonaba clavado contra el papel que decía “erkgysjhdkfb”. 

Entonces escribir era un entretenimiento. Cuando llegué a esa adolescencia de jirafucha escribir se convirtió en un desahogo. Escribía diarios y mucha, mucha poesía “mu sentía” de amores imposibles y terribles penas de corazón partío (también hubo algunas de gran primer amor correspondido). Ahí había comenzado la escritura como terapia. Después me entró el ramalazo periodístico y me metí en la revista del Colegio “ESO mismo” (sí, soy muy joven, me pilló la LOGSE :). Vinieron entonces las entrevistas, los “artículos” de opinión y, cómo no, “mi rincón de la poesía” (la cursilería no la he perdido nunca). Me creía yo muy profunda y escribía sin parar sobre noticias que salían en la “tele”, criticando a todos por hacerlo tan mal y soñando con que otro mundo era posible. Por ese tiempo yo quería ser periodista… se veía venir, ¿no?

Pero entonces me tocó enfrentarme a la muerte por primera vez. Perder a mi güeli fue lo más doloroso que había sentido hasta entonces, y eso cambió mi forma de escribir. Empecé a escribirle a ella, para que no se perdiera nada de lo que iba pasando por aquí. Escribir fue desde entonces una terapia, pero también una forma de conexión con quien ya no iba a volver a ver. Cinco años después volví a enfrentarme a ese dolor, pero multiplicado, y cambié de destinatario, empecé a escribirle a mi padre. Y así fue durante unos años, hasta que acabó la terapia y ya no fue necesario escribir para sentirme conectada a él. 

Y pasaron entonces los años de la carrera, máster, DEA… donde con escribir todos los trabajos tenía más que suficiente. Eran años de escribir para mí, para mi propio beneficio, para aprender, para sacar buena nota, para tener un título. Hasta que hace ya algo más de dos años empezó a existir una nueva vida que me hizo desdoblarme física y espiritualmente. Cuando intuía que Pablo ya existía empecé a escribirle. Fue un día en un AVE de Sevilla a Madrid a las 7 de la mañana. Las cosas habían cambiado, ya no le escribía a alguien que se había ido sino a alguien que iba a venir. Le contaba todo: sus medidas, su peso, mis miedos, mis ilusiones, todo lo que iba sintiendo, todo lo que íbamos organizando para recibirle. Y así estuve nueve meses, hasta el 5 de octubre de 2011, exactamente diez años después de empezar a escribirle al que se fue dejé de escribirle al que iba a venir. En la madrugada del 6 de octubre mi vida dejó de ser la que yo tenía organizada (cuadriculada dirían algunos) y comenzó mi nueva vida, esa en la que el desdoblamiento se hace externo pero no se separa de ti, esa en la que tú no mandas nada, esa que gira en torno a ese pequeño y maravilloso acaparadordetiempo capaz de acabar con las reservas de energía de todo el país. 

En fin, 20 meses después de aquello he conseguido retomar la escritura, que vuelve a ser terapéutica, pero esta vez en positivo porque ahora consiste simplemente en disfrutar de esteratitopamí. Y como yo siempre he pensado que la escritura debe ser algo íntimo y al mismo tiempo compartido (excepto las poesías adolescentes de amores y desamores), aquí tenéis mi rincón en el que estaré encantada de veros entrar. Pasad, está bien eso de tener esteratitopamí, pero la soledad solo se disfruta cuando tienes alguien a quien contárselo.


6 comentarios:

  1. Bueno bueno bueno!!! Qué bien suena esto! Qué alegría tener esteratitopamí y qué afortunados los que vamos a poder disfrutar de tus reflexiones!
    Te deseo mucha suerte, ya lo sabes. Bienvenida a este mundo de madres blogueras que recurren por rebeldía a estos ratitos.
    Besos.

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  2. Querida María, mi escritora favorita:
    Enhorabuena por hacer realidad un nuevo proyecto, o sueño. Anoche te leí y lloré, y hoy... pues repetición de la jugada, ya sabes que soy llorona. Escribir es una forma de desahogo emocional ("Yo te quiero, verso amigo, / porque cuando siento el pecho / ya muy cargado y deshecho, / parto la carga contigo"), pero es también mucho más, tanto que durante años fue para ti una forma de rebelarte contra la muerte y mantener vivos a tu güeli y a tu padre. Ahora dices que escribirás "en positivo": siempre lo has hecho. La diferencia es que ahora lo compartes con todos. "Este ratito pa mí" ya es también mío y de todos tus lectores. Gracias por el regalo.
    Me siento tan feliz y tan orgullosa de ser tu madre que no puedo expresarlo con palabras, pero tú lo sabes porque lo sientes cada vez que miras a tu pequeño y maravilloso acaparador de tiempo y de amor. Te quiero hija.

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  3. Mi querida gran amiga:
    Muchas felicidades por este nuevo proyecto en el que tengo por seguro pondrás todo tu empeño e ilusión para que dusfrutemos contigo de ess "ratitos".
    Si no tenias bastantes entretenimientos hasta ahora que te metes a bloguera!!!
    No dejarás nunca de sorprenderme!
    Tu segunda fan, después de tu madre! :D
    Miles de besos!
    Lauri.

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  4. Con este público me entran muchas ganas de seguir, y seguir, y seguir... Gracias!!!! Habéis escrito las que seguramente sois las 3 mujeres más importantes e influyentes en mi vida. Os quiero.

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  5. Me encanta, me encanta... Muchas gracias por compartir tus ratitos, tu soledad y tu poesía. Así podemos tener nuestros ratitos. Te quiero hermana

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  6. Y ahora uno de los 3 hombres de mi vida... Yo también te quiero hermano.

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