jueves, 17 de marzo de 2016

Indolencia

 

Cada vez que veo, escucho o leo algo relacionado con las atrocidades de los nazis pienso en cómo fue posible que tanta gente los apoyara y creyera que tenían razón, que había que hacer las cosas así, y que pasara tanto tiempo hasta que se puso fin a todo eso. Nunca lo he comprendido, desde pequeña pensaba “¿pero qué tenían esa gente en la cabeza?, ¿pero no veían lo que estaban haciendo a otros seres humanos?”. Ahora, como adulta, lo comprendo. Ahora veo barcos atestados de personas cruzando hacia mi orilla en plena noche de invierno, niños que duermen en el barro y madres que paren en soledad en campos de refugiados. Padres desesperados con ropa mojada y sin comida pero aún con fuerzas para caminar kilómetros con sus hijos a cuestas. Personas que cruzan ríos levantando a sus hijos para que no se mojen tanto. Abuelos en sillas de ruedas con la mirada perdida, pensando en qué habrán hecho para merecer esto. Y es que nadie merece esto, pero lo permitimos.

Me atormenta la idea de que un día mis hijos me pregunten “mamá, ¿por qué pasó todo eso?, ¿por qué no hicisteis nada para impedirlo?, ¿pero no veíais que era inhumano?”. Y no tendré respuesta, tendré que bajar la cabeza y decir que sí lo veíamos, pero que éramos unos malditos acomodados que poníamos nuestra indignación en las redes sociales, colaborábamos como podíamos con alguna ONG, firmábamos una petición en Change y nos lamentábamos de no poder hacer nada más. Tendré que admitir que estábamos totalmente controlados por los poderes políticos y económicos y que toda esa gente nos metía en la cabeza (como buenas SS) el convencimiento de que tomaban todas estas medidas por el bien de todos. Es imposible aceptar a todos, da igual que en sus países haya guerra o que mueran de hambre, aquí no caben, que se acaba el pastel. Están velando por nuestro futuro, y por el de nuestros hijos, no seamos ingratos hombre… Pero a mí se me caerá la cara de vergüenza cuando mis hijos vean cómo salían miles de personas a las calles a celebrar la victoria de un equipo de fútbol y cómo había cuatro gatos en una convocatoria para rechazar acuerdos que se pasan por el forro los Derechos Humanos (500 gatos en Sevilla, para ser exactos). Tendré que decir a mis hijos que la indolencia se acomodó en nuestros sofás mientras veíamos las noticias. Y ellos me reprocharán que fuimos la generación del “no a la guerra” y la del 15-M, que cómo no fuimos capaces de parar esto. Y no sabré qué decir. Supongo que solo me quedará decir “lo siento”.

Pero no, no puede ser, eso no puede ocurrir. “Hoy es siempre todavía” y somos mayoría los que nos revolvemos en nuestros cómodos sofás al ver a esos políticos hablando de cupos, cuando vemos cómo Donald Trump alza el vuelo cual águila rapaz, y nos castigamos por no saber qué hacer, aunque en realidad todos sabemos cómo aportar un granito de arena que multiplicado por millones haría montañas. Hay que tomarse en serio las elecciones, sobre todo las europeas que siempre han sido de chiste y en realidad es ahí donde se maneja todo el cotarro. Y lo más importante, por encima de cualquier otra cosa, tenemos que ser más generosos, nosotros que por suerte, y solo suerte, hemos nacido en este lado del río, tenemos que dejar de pensar en nuestras economías, en nuestra sociedad del bienestar, en nuestro, nuestro, nuestro… Porque este mundo es de todos.

“Hoy es siempre todavía”, el gran Antonio Machado era capaz de decirlo todo en pocas palabras, pero otro grande contemporáneo, Ismael Serrano, continuó ese poema de un verso así: "Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora. Y ahora, es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora”.



8 comentarios:

  1. Preciosa la entrada María.
    Nos sentimos impotentes. Pero no inhumanos. Todavía nos duele el dolor ajeno, y ojalá no nos deje de doler nunca.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos duele mucho, mucho, pero no salimos de nuestra zona de confort, no movemos ni un dedo... Bueno sí, un par de ellos para mostrar nuestra indiganción en las redes sociales... Ofú, es que estoy que no me aguanto. El mundo me está sobrepasando :(

      Eliminar
  2. Gracias María, me identifico plenamente contigo. Dolor, vergüenza, rabia, impotencia, todo eso y más sentimos al mirar a nuestro alrededor. Me avergüenza esta Europa cínica, insolidaria, capitalista, que no es de ahora, es de siempre, todavía. Basta recordar el trato que la republicana Francia dio a los republicanos españoles, metiéndolos en campos de concentración, un trato tan distinto al de México, por ejemplo. Pero los países están formados por personas, y cada uno tenemos nuestra responsabilidad y no vale mirar para otro lado. No es vergüenza ajena lo que yo siento, es vergüenza propia. Y también un cierto consuelo y una gran admiración al ver que existen seres como tú, y como la anterior comentarista. Vosotras, mujeres jóvenes, sois la esperanza. No desfallezcáis. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Admiración por qué mamá? Por pensar? No soy capaz de actuar, a qué soy capaz de renunciar en mi vida de ciudadana del primer mundo? Estoy en profundo desencuentro con mi posición en todo esto. Lo único que hago es reconocer mis limitaciones públicamente y tratar de convencerme de que soy capaz de algo más, pero no sé yo... Es, como tú dices, vergüenza propia lo que siento.

    ResponderEliminar
  4. Querida Maria,

    Quanta generosidade em suas palavras! Quanta humanidade! Despertar os melhores sentimentos na consciência e no coração dos homens bons é essencial a qualquer esforço de mobilização como o que exige a solução de uma questão tão grave e urgente. Muitos europeus viveram a realidade de migrantes. O Brasil recebeu muitos, de todas as partes, antes, durante e depois da Grande Guerra. Mas os tempos eram outros e, aqui, antes que quaisquer considerações de ordem moral, movia-nos o sentimento do "temos para todos". Agora é diferente e, como você diz com tanta propriedade, o importante é "preservar o nosso", preservar a todo custo. Agora o seguinte: suas palavras na rede eletrônica são muito mais do que "um grão de areia", mas de sal, o sal da terra, que dá sentido aos atos dos homens e gosto a nossa existência.

    Bj

    Nilseu

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Nilseu,

      A mí me gustaría tener generosidad no solo en mis palabras y ojalá fuera cierto que son algo más que un grano de arena, o incluso de sal. Me gusta mucho que me leas y que compartas mi blog, que por cierto, no tengo ningún inconveniente en que lo hagas, es un blog público. Respecto a lo de los países migrantes, España sigue siendo uno de ellos, no hay más que ver la cantidad de gente joven que se va a buscarse la vida fuera de aquí. Pero ese es un inmigrante del primer mundo, con todos sus derechos y libertades. VergUEnza!

      Obrigada pelas suas palavras. Um beijo.

      Eliminar
  5. Sin palabras María... estoy totalmente de acuerdo nos duele nos avergüenza, pero al menos yo no renunció a nada de mi vida... En la historia hay veces que hay que tomar decisiones... es un buen momento... pero estamos en esa zona de confort que nos lo impide. Ya sabes siempre me encanta leerte. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la cuestión. Estamos muy indignados todos, pero qué hacemos realmente? A qué estaríamos dispuestos a renunciar? Y habría que renunciar a tanto para que este mundo fuera más justo...

      Eliminar